Pero que difícil es mantenerse a raya estos días. Ya sabemos…cenas, comidas, aperitivos y las fechas señaladas donde ingerimos como si no hubiera un mañana…ni un pasado.
Sin embargo, tal y como indicamos los expertos en Nutrición cada año, las fiestas no deben ser un motivo para cambiar desmesuradamente nuestros hábitos y “tirar todo lo borda”. Estas fechas no son la excusa para justificar a toda costa el exceso de picoteos, ingesta de dulces, ingesta de bebidas alcohólicas, azucaradas y un continuo aporte de alimentos y platos hipercalóricos.
Está claro: si no te cortas es porque no quieres. Máxime cuando hay formas y trucos para evitar que nos «tiremos» a la comida sin ninguna mesura.
Te descubrimos algunas opciones para elegir y cuáles evitar de los menús de fiestas para que acabes la Navidad sin coger ni un gramo y puedas comer de todo. ¿Cómo comer en Navidad sin engordar?
Compensa las comidas copiosas durante el día
Es decir, si has comido mucho durante la comida, por ejemplo, del 25 de diciembre, intenta por la noche hacer una comida ligera, a ser posible consistente en frutas y verduras. Tampoco se trata de que, por ejemplo, el día 24 no comas nada durante el día esperando a la cena, ya que eso te haría tener mucha más hambre. Simplemente debes intentar comer algo sano y ligero.
Evita los canapés tradicionales
Piensa que son una trampa.En muchas casas se comienza la fiesta con los típicos canapés hechos con pan, hojaldre, blini o crepe… Y lo que debes tener en cuenta es que estos pequeños ágapes suman muchas calorías. Y además se sirven al principio, cuando tu estómago cruje y suena como un león y tienes un hambre feroz. Este «inocente» aperitivo ya dispara la cuenta calórica. así que evítalo y elige entrantes por ejemplo de cuchara que no tienen esas bases o alimentos que no estén rebozados. Elige también la pasta filo que es mucho más fina y casi no tiene grasa.
El pescado blanco y los langostinos, son ligeros, sí, pero si están «nadando» en una salsa a base de nata y mantequilla… ¡son una bomba! ¡Mucho cuidado!
Bebe mucha agua
Es muy importante que tanto en los días festivos como en lo intermedios te propongas beber mucha agua, por lo menos 2 litros diarios, tal y cómo se recomienda. Puedes hacerlo también en forma de tés e infusiones, que son muy diuréticas. Prueba a beber dos vasos de agua antes de las comidas navideñas, estarás más saciada a la hora de empezar a comer.
Come despacio
Ya sabes: comer rápido, además de ser poco saludable, nos lleva a comer más. En estos días claves, si te has dado cuenta se tiende a comer muy rápido porque hay mucha comida y los platos no dejan de salir. Concéntrate y saborea los platos, come despacio y controla lo que te metes al estómago. No tienes que empacharte y comer como si se acabara el mundo. Tendemos a encontrar mesas excesivas de platos y nos agobiamos.
La bebida es importante
La bebida es uno de los grandes peligros de estas fiestas. Ni que decir tiene que el alcohol es la mayor fuente de calorías, pero también son peligrosos los refrescos, cuyo consumo se dispara en navidades. Ya sabemos que prescindir de estas bebidas es muy difícil pero te cuidado. Toma alguna copa de vino o cava pero con cabeza. Si antes te has has tomado 4 cervezas y después te lanzas a las copas, mal vamos. Racionaliza la bebida y tómate tus copitas sin pasarte. Son muchos días y tu cabeza y estómago te lo agradecerán.
No piques entre horas
El eterno problema: picar entre horas. Restos de la noche anterior, el tupper de tu madre…Es importante saber decir que no a ciertas tentaciones y lo mejor es evitar los bombones que alguien ha traído al trabajo, o el roscón de Reyes sobrante. En definitiva, mejor guarda fuerzas para las comidas realmente importantes.
El ejercicio es crucial
Y, nunca, nunca, dejes tus entrenamientos o haz algo de ejercicio para intentar ponerte al día en quemar lo que se está acumulando. No hace falta que le pongas demasiada intensidad, pero eso sí, no te quedes quieta. Da paseos, vete de compras, decora la casa, etc. La cuestión es no parar de moverse.
En cualquier caso, deberíamos quitarnos de la cabeza cierta mentalidad poco racional, pero muy española, de que las comidas de Navidad tienen que ser a la fuerza súper abundantes. A veces parece que si no sobra mucho es que no se ha preparado una fiesta en condiciones. Y esto es precisamente lo que se debe evitar, no sólo para no engordar, sino para cuidar nuestra salud y la de nuestra familia.