Personal Running

Crnica Tour de Kärnten por Javi Sanchez (triatleta de PR)

Aquí os dejamos la crónica de nuestro triatleta/ciclista Javi Sánchez, días después de terminar una de las carreras por etapas más duras de Austria:

Hace unos meses hablé con Dani Rodríguez sobre la posibilidad de preparar el «Tour Transalp», una prueba ciclista de 822km de recorrido, divididos en 7 etapas en las que 19 colosos alpinos y un desnivel acumulado de 19.300m separan la localidad alemana de Mittenwald de la italiana de Arco. La prueba es muy atractiva porque se disputa por parejas y permite disfrutar (o sufrir) metro a metro de las montañas más espectaculares de Europa: los Alpes. El “Tour de Kärnten” forma parte del plan de entrenamientos diseñado por Personal Running para afrontar el reto de cruzar “a golpe de pedal” Alemania, Austria e Italia durante la primera semana de Julio.

Sábado 17 de mayo: ¿pero dónde me he metido?
El día amaneció gris, triste y animándome a darme media vuelta y seguir durmiendo. Sin embargo, no me quedaba otra que activarme rápido, lidiar con las prisas de última hora, y cambiar el cassette de 25 dientes por uno de 30. El libreto del Tour de Kärnten, bien detallado, animaba a no tomar riesgos innecesarios en una prueba en la que la acumulación de esfuerzos y la recuperación iban a ser fundamentales (400km, 6.700m de desnivel y 6 etapas, cronoescalada y contrarreloj incluidas). Como demasiado a menudo, ahí estaba, peleándome con las herramientas, manchado de grasa y salvando los muebles en el último minuto. Con el 30 montado y dos mochilas cargadas de «noséquehemetido» me subí en «la Giant» dirección a la casa de mi compi (Nikolaus) dónde comenzaría nuestra aventura en autocaravana hacia tierras austriacas. La lluvia, buena música y temperaturas rozando los 5°C nos acompañaron a través de los macizos alpinos, salpicados en sus cotas más altas de coronas de nieve.

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Foto 1: Condiciones climatológicas que invitan al descanso, la reflexión y en ningún caso a montar en bici…

Las previsiones eran favorables, pero el inicio era poco prometedor… la combinación recorrido + mal tiempo era para acojonarse… (tal y como ocurrió en la primera carrera de la temporada, Achensee Radmarathon)

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Foto 2: Disfrutando del buen tiempo en Achensee (Austria) a principios de mayo (fuente: sportograf https://www.sportograf.com)

Afortunadamente, la llegada a Ossiach fue mucho más alentadora y el pueblecito nos recibió con un espléndido sol (del que brilla, pero no calienta). Además, la pancarta situada a la entrada del pueblo indicaba que el nivel de la prueba iba a ser alto: Tour de Kärnten, 3000 Euros en premios… ¿pero dónde me he metido? Una vez instalados en el camping, fuimos a retirar los dorsales. Una de las mujeres de la organización nos indicó que todavía había inscripciones para la categoría parejas. Sin ninguna explicación empezó a tomar nota de los datos de mi compi, pero cuando me acerqué a ellos nos enteramos de que eran parejas hombre/mujer, así que en medio de la confusión y las risitas dije: “Ich bin ein Mann”, para que no quedaran dudas… No habíamos empezado a dar pedales y ya nos conocían por motivos extradeportivos, “la parejita”… 🙂 Preguntamos por el taller de bicis más cercano y nos acercamos hasta allí para que el mecánico local ajustara los cambios de mi recién estrenado 34×30. Con las bicis en óptimas condiciones, decidimos salir a estirar un poquito las piernas y coger sensaciones después del viaje. Paseíto de 20km y a descansar, que teníamos por delante 6 días sólo aptos para titanes.

Día 2, domingo 18 de mayo: Ironmanrunde o la toma del castillo.

Después de pasar el reglamentario control de firmas, nos dirigimos hacia la pancarta de salida, donde se arremolinaban nerviosos los primeros participantes (147 inscritos entre chicos y chicas). El objetivo era salir bien colocados para evitar cortes y minimizar el riesgo de caídas. El director del evento, «el jefe», apareció micrófono en mano, con una amplia sonrisa (la que os espera) y pasó a detallar los puntos clave del recorrido, que en algunos tramos coinciden con el sector de ciclismo del Ironman de Klagenfurt. El himno oficial del Tour «I want to ride my bicycle» sirvió para inaugurar oficialmente el inicio de la etapa.

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Foto 3: Ironmanrunde (fuente: https://www.tourdekaernten.at).

Comenzamos neutralizados y la salida oficial se dio lanzada. La gente quería guerra y desde el segundo uno el pelotón se enfiló. Los primeros 25km transcurrieron a un ritmo endiablado y la carrera acabó rompiéndose en la primera de las dificultades montañosas y sus poco amigables rampas del 15%. La traducción en “Google translator” del texto que acompaña a la etapa habla de rampas tóxicas, no se me ocurre mejor manera de definirlas… En ese momento de «shock» y con la carrera hecha trizas (pelotones de 1, pelotones de 2) encendí el modo «survival» y todos mis esfuerzos se focalizaron en engancharme a una buena rueda. Lo intenté con un par de ellas, pero resultaron ser demasiado buenas… El puerto avanzaba, la respiración iba a más y las piernas calentitas, calentitas. Afortunadamente, eché la vista atrás y esperé a una grupeta que se aproximaba a buen ritmo. En ella iban dos verdaderas campeonas, escoltadas por sus compañeros con los que pelearían por la clasificación por parejas. Me pareció un grupo ideal. El ritmo era constante pero tremendamente efectivo, a tenor de la cantidad de corredores que íbamos cazando. Así que allí me enganché durante los siguientes 30Km. En algún momento superamos la segunda de las dificultades del día pero, a decir verdad, la pasé casi sin enterarme. Es lo que hay cuando sólo te da para mirar la rueda del que llevas delante y apretar los dientes… El tercer puerto estaba situado en el kilómetro 75 y era básicamente un rampón del 20%… por si después de la que llevábamos encima todavía te quedaba algo de ilusión por pedalear… Los más valientes tiraron, pero yo, visto lo visto y que estábamos en una vuelta por etapas, decicí ir a ritmo diesel, piñoncito de 30 y con las chicas. Y menos mal, porque lo peor (o lo mejor, si eres organizador y subes en coche) estaba aún por llegar… Unos 4 km separaban el descenso de «el rampón» con el comienzo de «el muro»: patas como un tambor para afrontar los últimos 1,5 km a «yoquesé» que porcentaje para terminar en las ruinas del castillo de Landskron.

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Foto 4: Castillo de Landskron, en ruinas porque no hay huevos a subir a arreglarlo…

Si la dignidad ciclista se pierde cuando “el cuenta” marca menos de 10km/h, creo que se me cayó de la bici en los primeros 50m… El 34×30 y un ritmo molinillo me ayudaron a distanciarme de mis compañeros de etapa y empezar a recoger fruta madura. Fue infernal, la bici se «encabritaba», la gente atrancadísima por falta de desarrollo iba culebreando y buscando la parte larga de las curvas… Finalmente, cuando creía que estaba casi arriba, giro a derechas y preciosa muralla, arcada…pero ¿y la meta? Creo que si hubiera habido un modo de subirnos hasta la bandera, lo habrían hecho. Con este pensamiento, y tras cruzar el umbral de la puerta que daba acceso a la fortificación, apareció la figura de «el jefe», animando a tope a todos los participantes. Sinceramente, cuando le vi pensé “la que nos ha liado hoy este «#@!%’¡#&” y me entró la risa, algo que le encantó y que se encargó de gritarme cuando pasé a su lado… Ver a alguien sonriendo después de la que nos había preparado no era nada fácil… 🙂

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Foto 5: La toma del castillo de Landskron, me río por no llorar… (fuente: Klaus Pribernig, https://www.bilder.co.at/)

Epílogo

Una vez terminada la prueba, el primer hombre y la primera mujer en tomar el castillo fueron ordenados caballero y mujer libre, respectivamente. El acto incluía una ceremonia medieval con espada, toques en el hombro y demás parafernalia peliculera que supusieron la rúbrica perfecta para el final de la primera etapa.
Creo que ese día acabamos tan cansados que a las 17:00 ya estábamos tumbados en la cama y no salimos de ella hasta el día siguiente… la cronoescalada!

Resumen etapa 1:
94 km. 84 km carrera (2h 25′ 58», mi media 34.5 km/h) + 10km soltando hasta el camping. Posición en la etapa 51.

Lunes 19 de mayo: FH Kärnten Bergzeitfahren… la cronoescalada!

Me levanté temprano, con el cuerpo bastante fatigado después de los esfuerzos del día anterior. El día iba a ser duro porque, aunque sólo había 10km de competición, tenían esta pinta:

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Foto 6: FH Kärnten Bergzeitfahren (fuente: https://www.tourdekaernten.at). Más info en https://www.quaeldich.de/paesse/kanzelhoehe/profile/auffahrt-von-treffen/

Puertecito con media del 10% y una rampa inicial del 18%, es decir, otra vez a quemar el 34×30… Cuando me subí a la bici la sensación de cansancio generalizado que tenía desapareció por completo y empecé a sentirme bastante bien. Hicimos un calentamiento decente, saliendo desde camping y completando en las inmediaciones de la salida, situada en la plaza del mercado. Arranqué con plato desde la rampa de salida (de cara a la galería, por si había algún fotógrafo) y aguanté con él unos 200m, a partir de ahí, molinillo, ritmo y a reservar fuerzas, que los primeros 4 km eran de aúpa… Los corredores salían cada 30″ y salimos por número de dorsal, por lo que en esos primeros kilómetros me adelantaron 4 o 5 «animalacos». A partir de ahí, jugué mucho con los piñones, intentando maximizar mi rendimiento adaptándome a las exigencias del puerto.

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Foto 7: Postureo de cara a los lectores de este blog. El gesto es de verdad, pero agarrarme abajo para subir este puerto… (fuente: Klaus Pribernig, https://www.bilder.co.at/)

La cosa funcionó bastante bien porque conseguí dar caza a varios corredores. En el último kilómetro subí el ritmo y a falta de unos 300m cuando veía que mi agonía estaba llegando a su fin apareció un bólido por la izquierda que me adelantó sin piedad… Seguramente, me tenía en su mira desde hacía algunos kilómetros y pensó que era la distancia adecuada para remacharme… craso error. Esa «pasada» accionó mi modo sprint, cargué plato, bajé 2 piñones y arranqué con violencia. El resultado, un sprint muy potente con felicitación incluida, que ese día aprendí que en alemán se dice «sauber»… 🙂
Epílogo

Después del esfuerzo, la recompensa vino en forma de disfrute absoluto de la naturaleza. Cogimos nuestras bicis, subimos un poquito más y llegamos a un punto donde se veía el lago «Ossiacher see» rodeado de las montañas que forman la frontera natural con Eslovenia. El sol brillaba con fuerza, ahora sí que calentaba de verdad :). Estaríamos una media horilla allí tumbados, pero fue realmente espectacular.
Ese día también nos fuimos prontito a la cama, no tanto como el día anterior, pero igualmente con el cuerpo dolorido de arriba a abajo.

Resumen etapa 2:
50km. 25km calentamiento + 10 km carrera (48′ 33», media 12.4km/h)+ 15km soltando hasta el camping. Posición en la etapa 49.

Martes 20 de mayo: Wimitzbräu-Runde o la etapa más larga del tour
Al subirme a la bici de camino al control de firmas, volví a tener la misma sensación de sentirme más cómodo pedaleando que caminando, sentado o tumbado. Esa sensación me animó para intentar forzar un poquito más que en los días anteriores.

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Foto 8: Wimitzbräu-Runde (fuente: https://www.tourdekaernten.at).

Salí muy bien colocado de salida porque había un puerto a tan solo 16km en el que, visto lo visto, se iba a liar… La jugada me salió bastante bien. Cuando empezó la fiesta cogí mi ritmo y me limité a esperar a un buen grupo con el que sobrevivir a la jornada. El ritmo, otra vez bestial. Una vez hecha la selección colaboraré bastante para que el grupo hiciera camino. Éramos unos 15 y ocupábamos más o menos las posiciones 30 a 45. El segundo puerto, de unos 6km era duro y el ritmo lo endureció aún más. La verdad es que aunque sufrí mucho, conseguí mantener una distancia visual con los más fuertes que se redujo en la vertiginosa bajada hacia el siguiente valle. Al reagruparnos, hubo reestructuración con algunas unidades que perdimos durante el ascenso y los corredores que fuimos reintegrando y que hasta ese momento circulaban por delante. Conseguí enlazar bajando gracias al esfuerzo de dos animalacos. Cuando di el relevo definitivo para cazar, alcé el pulgar en señal de «puf, lo hemos conseguido» y el compi que tenía a mi rueda respondió de igual forma. No es lo mismo ir en un grupo, que tener que trabajar en un mini pelotón… En lo deportivo las cosas iban saliendo, pero a partir de ese momento, me percaté de que la bici emitía un extraño ruido que no hacía presagiar nada bueno… A partir de ese momento, terreno rompepiernas y constantes escaramuzas hasta que en el kilómetro 72 llegamos a un rampón que de nuevo puso a cado uno en su sitio.

Los últimos 15km, los hice en compañía de un buen ciclista con el que me entendí a la perfección. En los siguientes kilómetros reincorporamos a otro par de corredores (y uno más que había sufrido una avería) y así llegamos hasta los últimos 5 km, que picaban para arriba. Para seguir con la tradición de esta prueba, final en la rampa más dura de los alrededores. El chico de la avería y el hombre de nuestro grupo arrancaron en ese último kilómetro, y mi compi del día y yo seguimos a relevos hasta la meta. Todo iba bien, hasta que en los últimos metros de pared, el tercer integrante de nuestro grupo lanzó su sprint… misma escena del día anterior, cargué plato y… ¡se me salió la cadena! Así que esta vez me quedé dando pedaladas en el aire y con la poca fortuna de no conseguir engranar la cadena y tener que echar pie a tierra. El sprint me salió a lo transición triatlética, bici en mano y corriendo a pie… 🙂

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Foto 9: carita de póker (fuente: Klaus Pribernig, https://www.bilder.co.at/)

Epílogo
Ay, ay, ay… qué dura se hizo la etapa, sobre todo la horita de camino que nos quedaba todavía de vuelta al camping. El tiempo excepcional, 30ºC que a tenor de lo que nos encontramos durante el viaje, eran casi inimaginables…
Por la tarde volví al taller para que el mecánico me ajustara el problema de la cadena, hice unas pruebas y todo parecía indicar que funcionaba…
También descubrí que el sonido a carraca venía del chip, que se había soltado de la horquilla. Aunque sinceramente, me daba la sensación de que el ruido de vez en cuando venía de la zona de atrás de la bici…
Me quedo sobre todo con el ritmo de ascensión al segundo puerto, hacía muchos años que no subía tan rápido…
Resumen etapa 3:
112km. 89 km de carrera (2h 55′ 56», media 30.4km/h)+ 23 km soltando hasta el camping. Posición en la etapa 49.

Miércoles 21 de mayo: Dach der Tour o la etapa reina
Pues sí, ninguna de las tres etapas anteriores podía considerarse la etapa reina. Al parecer eran los aperitivos para la cuarta etapa en la que se tocaba «el techo del Tour». Se empezaba con unos 50km siempre para arriba, que culminaban con un puertaco de 8km y cima a 1606m. Si la etapa hubiera terminado ahí, la habría calificado de muy dura, pero la sorpresa se encontraba en el kilómetro 72, con divertido final en alto en el pueblecito de Buggl in Bach (muy dura no, infernal…). Para llegar a la meta tuvimos que afrontar 6km finales en los que el desnivel no bajó en ningún momento del 15%… Por supuesto, esto lo explico así ahora, pero en la salida no éramos plenamente conscientes de lo que nos esperaba…

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Foto 10: Dach der Tour (fuente: https://www.tourdekaernten.at).

La carrera se lanzó rápidamente y pronto el desnivel empezó a fragmentar el pelotón, estábamos en el kilómetro 12, primeras rampas y primeros problemas con la cadena… tuve que echar pié a tierra, colocarla y perder 2 buenos grupos… a partir de ahí, todo el día en modo persecución y con mucho cuidado a la hora de usar los cambios. La ascensión continuaba y el tramo del kilómetro 16 al 20 fue especialmente duro. A partir de ese momento nos juntamos unos 20 corredores y no paramos de relevar durante más de 20km. Muy bonita la sensación de estar en un buen grupo en el que todo el mundo colaboraba. Al final, quemando mucha energía conseguimos dar caza al grupo que nos precedía (¡el mío!) pero estábamos tan solo a 1km de empezar la ascensión al coloso de este Tour.

Ataques en las primeras estribaciones y el recién formado pelotón saltó en pedazos otra vez. Algo fatigado por el trabajo de persecución, hubo un momento a unos 2km de la base en el que me quedé en tierra de nadie. Como no podía seguir a los más fuertes, de nuevo vista a atrás y a coger rueda. En ese momento apareció un grupito de 5 corredores liderado por una de las mejores corredoras del Tour. Su ritmo, muy bueno, de pedalada elegante y cadencia ágil, poco a poco fue reduciendo el grupo hasta que nos quedamos los dos solos. Sus cambios de ritmo, muy progresivos, se adaptaban muy bien a mis castigadas piernas. Antes de coronar cogimos a otro corredor y los tres nos lanzamos tumba abierta durante 10km vertiginosos. A partir de ahí, neutralizamos a otros 2 corredores y fuimos superando repechacos hasta el mencionado kilómetro 72. En esta zona entre puertos, empecé a sentir calambres, hidraté rápidamente, comí bien y afortunadamente desaparecieron.

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Foto 11: ¿De verdad que han puesto allí la meta? (fuente: Klaus Pribernig, https://www.bilder.co.at/)

La primera rampa del último puerto era impresionante, tanto que pensé que sería un repechaco (de esos tóxicos) y que aquello se acabaría pronto, ha ha ha…. No, amigo no, miré para arriba y puff, vaya panorama, puertaco con curvas retorciéndose por la ladera de la montaña y un final incierto que no alcanzaba a ver. A partir de ahí, cada uno cogió su ritmo, 34×30 y a sufrir. Sin lugar a dudas, el puerto más duro de todo el Tour. Desde la cima, el paisaje, una vez más, grandioso.

Epílogo
Otra horita en bici para llegar al camping y soltar piernas.
Otra visita más al taller para ver que podía estar fallando. Pensamos que podía ser la instalación del nuevo cassette, así que cambiamos poleas y cadena (los platos había que pedirlos) y en principio, todo arreglado, ¿no?

Resumen etapa 4:
103 km. 78 km de carrera (3h 01′ 33», media 25.8 km/h)+ 25km soltando hasta el camping. Posición en la etapa 49.

Jueves 22 de mayo: Wintersport-Runde o el día perfecto para darlo todo.
O eso pensaba yo. En teoría, a estas alturas de la prueba todo el mundo debería estar bastante maduro y el que no hubiera medido bien sus fuerzas tenía todas las papeletas para encontrarse con el temido «hombre del mazo». Día perfecto para avanzar en la clasificación general e irse con buen sabor de boca a falta de la crono final. Salí del camping muy motivado, me coloqué en la segunda línea de salida y estaba dispuesto a sufrir de verdad. Aunque para ser sincero, la sensación duro poco, porque nada más darse la salida, primera pedalada y cadena fuera otra vez… me quedo con la imagen de la guardería de Ossiach cuyos guapitos iban todas las mañanas a animarnos a la salida. La imagen de los niñitos animándome mientras me llenaba las manos de grasa para poner todo en su sitio me llenó de paz y me dije, bueno, tranquilo y a intentar recuperar posiciones durante la salida neutralizada. Salir el último es lo peor de lo peor porque necesitas emplear mucha energía para encontrar tu sitio en el pelotón.

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Foto 12: Wintersport-Runde (fuente: https://www.tourdekaernten.at).

Tardé unos 20km en regresar a una posición cómoda que me diera alguna opción de estar cerca de los grupos cabeceros. Los primeros 35km se hicieron rapidísimos, no había grandes dificultades y el pelotón literalmente volaba. En el kilómetro 36 empezaba el puerto, pisé y no quité plato en ningún momento, estaba dándolo todo y estaba más o menos entre los 30 primeros de la carrera hasta que, las patas empezaron a echar humo, fuera plato y otra vez problemas en la cadena, y pié a tierra para colocarla. Mi gozo en un pozo. A toda velocidad me reincorporé en carrera, perdí varios grupos y al final acabé peleando por enlazar con el de las chicas del primer día. El problema ya no era la cadena, venía del pedalier y la combinación cambiar/pisar a lo titán resultó ser fatal. Hice malabarismos con los cambios para poder seguir los ritmos de carrera y no perder mi grupo durante casi 30km. Todavía teníamos que afrontar el último puerto del Tour y sufrí de verdad por aguantar en ese grupo. Primeras rampas, batalla aquí y allí, pero después de 12 km y mucho chepazo, conseguí no soltarme. Curioso movimiento el de una de las parejas al coronar el puerto.

Tal y como vi colocarse al chico estaba claro que pretendía atacar bajando, así que solté la cacharra que estaba a punto de coger y apreté los dientes. Efectivamente, en el momento en el que la chica de la otra pareja cogió la botella de un asistente, ¡zas! Arreón y a rodar como si no hubiese mañana… Pelotón roto y a toda velocidad en busca del último kilómetro, ¿dónde? En otro repechaco… iba tan contento por haber intuido la táctica de «pepito el guarro» que por un momento se me olvidaron los ruidos de la bici y los problemas con el cambio. Así que en cuanto tensé un poquito para preparar el sprint, cadena fuera y otra vez dando pedaladas en el aire. Esta vez sí que me costó volver a meter la cadena, perdí como 2 minutos. Cuando conseguí rearmarla, sentadito y con mucha ternura en la pedalada me fui acercando a la meta, donde el jefe, como en cada final, animaba sin parar… 🙂
Epílogo
Otra horita de vuelta hasta el camping y la sensación de que el pedalier estaba tocado de verdad…
Tarde en el taller, intentando apañar la bici para la crono. Tenía que aguantar 21km para conseguir el maillot de finisher del Tour de Kärnten.
No pudimos hacer mucho la verdad, al final la decisión fue intentar chuparme esos kilómetros finales a piñón fijo y confiar en que todo saliera bien
En el afán por hacer la bici un poquito más competitiva intenté añadir un acople. Tenía dos, uno para manillares anchos y otro para estrechos. Ninguno valía porque el Deda Alanera de carbono tiene una aerodinámica muy suya… Tarde noche de lo más entretenida desmontando los acoples e intentando montar algo que funcionara. Mi compi leía un libro mientras yo andaba zascandileando con las piezas. En un momento me preguntó: ¿qué tal lo llevas? y le dije: “tengo la solución en la cabeza, creo que puedo apañarlo”. Segundos después, allí estábamos los dos, tirando de aquí forzando un poquito de allá (con un hacha que había en el autocaravana) y dando forma al acople definitivo… De verdad, parecía una escena digna del Apollo XIII, y como en aquella ocasión, funcionó…

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Foto 13: Ojito con el nuevo manillar aerodinámico…

Resumen etapa 5:
107 km. 82 km de carrera (2h 34′ 27″, media 31.9 km/h)+ 25km soltando hasta el camping. Posición en la etapa 54.

Viernes 23 de mayo: Zeitfahren o la crono final
Esa mañana hice un muy buen calentamiento en rodillo que me permitiera tener el mejor nivel competitivo posible en la crono.

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Foto 14: Zeitfahren (fuente: https://www.tourdekaernten.at).

Si no iba a poder cambiar, tendría que salir súper activado. Hice unas pruebas previas para verificar si podía salir de la rampa enchufado. Desafortunadamente, si tiraba con mucha fuerza, la cadena se salía siempre independientemente del desarrollo que pusiera. De este modo, decidí no pisar en la rampa e intentar lanzar la bici de forma progresiva. Funcionó a medias, porque la cadena se volvió a salir, pero esta vez conseguí ajustarla desde la maneta y con cuidadito fui acelerando hasta coger velocidad de crucero. Toda la crono fui a piñón fijo y sin poder levantarme, un sufrimiento brutal que duró poco más de media hora y con el que puse punto y final a esta bonita aventura en tierras de Kärnten… 🙂

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Foto 14: Dándome prisa para terminar cuanto antes… (fuente: Klaus Pribernig, https://www.bilder.co.at/)

Epílogo
Parece mentira pero después de una semanita de rutina ciclista, al día siguiente casi echaba de menos dar pedales… para compensar, decidí meterme en el lago «Ossiacher see» donde nadé unos 3km. Cuando llevaba un buen rato dale que te pego, sintiendo el contraste del sol con la temperatura del agua, me dirigí hacia una plataforma que se encontraba en mitad del lago. Subí y estuve un ratito al sol recuperando temperatura. Al poco tiempo de estar allí, pasó un señor con un barco que me debía haber estado viendo nadando y me dijo: «el agua está a 14 grados» y siguió su camino riéndose.

Resumen etapa 6:
25 km. 40′ rodillo + 21 km de carrera (32′ 03″, media 39.3 km/h)+ 4km soltando hasta el camping. Posición en la etapa 52

Epiloguísimo
Una vez de vuelta llevé la bici al taller a ver si me podían cambiar el pedalier por uno nuevo y… malas noticias, el problema no era el pedalier, venía del cuadro… después de esto, valoro aún más haber podido terminar la prueba. Por cierto, al final posición 47 y sólo 103 supervivientes… 🙂

La verdad es que esperaba que el Tour de Kärnten fuera una prueba cicloturista, pero a tenor de las medias de los primeros clasificados, he sobrevivido a una carrera ciclista en toda regla… Estoy muy contento de cómo han ido las cosas, de cómo he asimilado los entrenos y de cómo ha reaccionado el cuerpo después de 15 años sin entrenar ciclismo…: P

Personal Running, ¡GRACIAS!

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Foto 15: Con el maillot “finisher Tour de Kärnten” y los colores del CTOA (Club de Triatlón Ondarreta Alcorcón).

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