Cuando es lunes y ya han pasado 4 días desde que corrí la carrera me siento a escribir esta crónica, hay mucho que contar pero no quiero aburriros así que “intentaré” ser breve.
La Media Maratón de Atlanta comenzó mucho antes del 22 de noviembre de 2012, se fraguó en agosto de 2012 , necesitaba correr en grupo, motivarme e integrarme lo antes posible en Atlanta. Por lo que buscando en internet encontré la carrera, y encontré una cosa que me llamo la atención y que me gustó “Atlanta Half Marathon Training Program” pues dentro del programa incluía una salida semanal en grupo por “Riverside Park” (15 minutos de mi casa) y la inscripción en la carrera.
Porque cuento esto, porque que he encontrado en este grupo a personas maravillosas, que disfrutan de correr, que son divertidos, amables y que desde el primer día a pesar de mi barrera idiomática me han acogido con los brazos abiertos. Gracias de corazón a todos y cada uno de los compenentes del Training, a los “coaches” y en especial a Susie Kim que fue la primera que me tendió la mano y me hizo sentir parte importante del grupo, con ella su hija Caroline que habla “un poco” de español que ya me gustaría a mi hablar ese “un poco” de inglés.
En este última día después de correr 10 millas, teníamos una comilona y se sorteaban varios regalos por parte de Atlanta Track Club y patrocinadores. Pues estoy de suerte me toca el regalo estrella un vale para comprar unas zapas nuevas, a cinco días de la carrera y con las ganas que tenía de unas …
Después de esta introducción me centro en la carrera que es el motivo de la crónica, el día anterior me quería acostar temprano pues me habían dicho que con más de 10000 corredores el colapso en los accesos era brutal así que me programo para estar 2 horas antes en la línea de salida, es decir, me tenía que levantar a las 4 de la madrugada Upssss ……
Me acuesto sobre las 22:30 y como viene siendo habitual me desvelo con un fuerte dolor de estomago (motivado por los nervios) eran aproximadamente las 2:00, un rato “jugando” con las redes sociales (Facebook y Twitter). Cuando quiero darme cuenta son las 3 y ya decido no volver a acostarme, empiezo mi ritual, desayuno mi cafelito con leche y sanwich mixto que tanto me gusta. Muchísimas gracias a todos y cada uno de los que dedicasteis vuestro tiempo a animarme, mencionarme e ilusionarme, sabéis que soy un “corredor social” y vuestras palabras son muy importantes para mi.
Antes de salir de casa arropo a mis hijos, les doy un beso y se me saltan las lágrimas, las emociones están a flor de piel y a partir de este momento sólo puedo pensar en esta imagen.
Como en otras ocasiones me acuerdo de muchas personas que son importantes en mi vida, mi hermana Mari que cumple años precisamente hoy 22 de noviembre, mis hijos que están muy ilusionados en tener otra medalla, aunque Toni siempre quiere que gane y me explica pacientemente que tengo que quedar primero, segundo o tercero para subir al podio (a quien habrá salido tan competitivo porque a mi no). Manu es mucho más tranquilo, y solo me pide que traiga la medalla para su cumple, como si tuviera poca motivación…
Cuando son las 5:00 aproximadamente ya estoy en la línea de salida, estaban puestas las calles de milagro, puedo observar además de un frio que hiela los huesos como están montando todo un dispositivo impresionante, organizando a los voluntarios, colocando vallas en la recta de Salida-Meta. Desde aquí felicito a Atlanta Track Club por el gran trabajo realizado que no permite a los runners populares disfrutar de un evento de estas características como merece el mismo.
Como curiosidad os diré que no paraba de acordarme de Ángel “mi bro” en las carreras, y cada vez que lo hacía me tocaba los huev… para comprobar que seguían ahí, y si Ángel seguían ahí, a pesar del frío más grandes que nunca, más seguros y con más experiencia, sabiendo que hoy ellos mandan.
Los nervios y ese café con leche matutino me obligan a entrar a los baños químicos en dos ocasiones, puedo decir que solte todo lastre innecesario para la carrera pero cuantos nervios pensando ¿y si me ocurriera esto durante la carrera?
Unos 20 minutos antes de comenzar la carrera ya estamos situados en el Corral C tanto Sonia como yo, Sonia es una coach del Training Program que llevamos el mismo ritmo y decide venir conmigo a pesar de que ella tenía asignado el Corral A, lo cual le agradezco desde aquí pues es mucho más bonito correr acompañado y disfrutar juntos que hacerlo solo.
Con mucho frío y deseando que diera el pistoletazo de salida se produce otra de las anécdotas de la jornada, yo estaba muy nervioso pues había decidido correr con mis nuevas Saucony Kinvara 3 zapas que había elegido con el regalo que me tocó, había trotado un par de veces con ellas escasos 20 kilometros, poco rodaje para experimentar el día de carrera. Entonces se me acerca una mujer señalándome a las zapas, preguntándome si llevo tiempo con ellas y me dice que son las mejores zapas que ha tenido que son una maravilla y que está supercontenta, lo cual sin darse cuenta esa señora me da una tranquilidad pasmosa para afrontar la carrera que comenzaría instantes después.
Justo antes de la salida se produce algo inesperado para mi y que me pone los pelos de punta (evidentemente no los de la cabeza), empieza a sonar el himno de USA “a capella” se produce un silencio estremecedor, personas mirando al cielo, personas con las lágrimas saltadas, todas concentradas en silencio y respetando lo que estaba sucediendo “precioso instante”.
La salida se produce por Corrales espaciado cada 5 minutos, con lo que se consigue reducir considerablemente la aglomeración de corredores y el tener que estar los primeros 5 kilómetros adelantando personas , nuevo acierto de la organización que agradezco.
Se produce el “pistoletazo” de salida completamente concentrados, emocionados e intentando coger un ritmo cómodo. Lo cual conseguimos a pesar del recorrido rompepiernas que teníamos a nuestros pies, pero que ya conocíamos pues lo habíamos hecho hace dos semanas como parte del “Training Program”
Las primeras 2 millas transcurren muy rápido y cómodas, con ellas llega el primer puesto de avituallamiento, hemos superado sin darnos cuenta más de 300 metros de altura ganada con una media de 5,25 min por km e impresionantemente cómodos. Hablar hablamos poco la verdad pero vamos disfrutando, voy muy concentrado en la pisada y con la cabeza alta observando los edificios, las calles, los corredores e intentando no perder detalle. A esta altura aproximadamente alcanzamos a los últimos del Corral B, pero al ser un grupo muy estirado ya no se producen grandes aglomeraciones que motiven los continuos acelerones que he vivido en anteriores carreras.
Seguimos avanzando y alcanzamos el ecuador de la prueba, Piedmont Park, no puede ser hemos llegado al kilómetro 10 y estamos recorriendo este Parque emblemático de Atlanta sin darnos cuenta 54 min 10 sg con 627 m de altura ganada, cuando lo estoy mirando ahora me dan escalofríos. Como dice Kicke parece más una carrera de montaña que una Media por ciudad.
A partir de aquí y sin buscarlo empezamos a bajar el ritmo, subiendo las “Hills” bien pero recuperando mucho en las bajadas y los avituallamientos, yo sigo disfrutando de la animación en las calles a pesar del frío y empiezo a soñar con esa foto de mis hijos portando el cartel, sé que no estarán para animarme pero yo quiero imaginarme que si, miro a cada niño que porta un cartel y sonrío, cada “Good Job” “Go Go Go” lo recibo con agrado y trato de contestar aunque sea con una mirada de agradecimiento.
Antes de llegar al cementerio (km 18) empieza la verdadera carrera para Sonia pues le agarra un tirón en la pierna, que hace que andemos unos metros pocos pero suficientes para que se asuste y le ronden los pensamientos negativos sobre la cabeza, intento que eso no pase, gastando bromas, animando, riendo y disfrutando que es realmente a lo que hemos venido. Vaya fortaleza sacó “la tía” a partir de ese momento pues lejos de bajar el ritmo y a pesar de parar en varias ocasiones con el amago de tirón en la pierna, no bajamos en ningún momento de los 6 min / km de media pasando el km 20 en 1:52:10 aproximadamente.
Esta última parte ya fue un disfrute total, con llegada al monumento a las olimpiadas ese puente con los aros olímpicos que tantas veces me he imaginado desde que corrí aquí hace unas semanas, encaramos esa recta contentos disfrutando con la gente que llenaba los laterales y no paraba de animar, no se porque yo seguía buscando a mis hijos con el cartel aun sabiendo que no estarían (el coche me lo había traído yo).
Cruzar la meta, y como viene siendo habitual en mi sin tener ni idea ni del tiempo que habíamos hecho, Sonia me pregunta a lo cual no tengo respuesta nos abrazamos y nos damos la enhorabuena. Nos cuelgan la merecida medalla y nos ponen la capa de “Superman y Superwoman” ¿Alguien duda que lo seamos? Pues que venga a correr una carrerita de con 21,097 km y 1111 m de altura ganada que me indica el Garmin Center.
Sabéis lo bonito que es cuando mi compi me da las gracias por haber permanecido a su lado cuando lo necesitaba, que le diera la mano en aquel preciso instante ¿Por qué corro? Pues para esos instantes, para disfrutar y hacer disfrutar a los que me rodean. Yo no cambio 1 minuto o 2 minutos ni 15 por estos instantes compartidos que jamás olvidaré. Gracias compi que fuerte eres, pero la próxima vez con la camiseta de #mareanaranja ehhh???
Después de terminar la carrera me quedé observando los que entraban en meta y hubo varios momentos que me dejaron marcado y quiero compartir con vosotros.
La entrada en meta de Caroline y Brooke acompañados por Susie Kim que había terminado un rato antes y que fue corriendo en su busca para terminar los últimos metros junto a ellas, son compis de entrenamiento y amigas ojalá algún día yo pueda hacer lo mismo con mis hijos.
La cantidad de personas que a partir de 3:00 horas que llegaba exhausta con una fuerza de voluntad impresionante, con lágrimas en los ojos, sonrisa en sus labios, emocionante es poco para describir los sentimientos que transmitían, personas mayores acompañadas por sus hijos, sobrinos o nietos, personas gorditas cumpliendo su sueño alcanzando esa ansiada meta que marcara un antes y un después.
Un hombre mayor (con un vendaje en la cabeza) que cruzó la meta apoyado en un hombre joven, andaba con dificultad, venía seguido de cerca por enfermeros, y nada más cruzar tenía esperando una silla de ruedas pero la cara de felicidad de ese hombre es indescriptible con palabras. Esas lágrimas compartidas con el que sería su hijo, ese público volcado aplaudiendo su hazaña, consiguío emocionarnos a todos.
Bueno este ha sido mi relato, espero que os haya gustado, y ahora me voy a preparar la comida para la familia, que esta “Housewife” mucho correr, mucho escribir pero se está dejando en sus obligaciones.
Un fuerte abrazo y gracias a todos los que perdéis unos minutos de vuestro tiempo para leer mis historias.